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Recetar sin quebrar al Estado: cómo México reduce el gasto en medicamentos

Caricatura política sobre el gasto público en medicamentos en México y cómo las farmacéuticas inflan precios al sistema de salud.

Recetar sin quebrar al Estado: cómo México reduce el gasto en medicamentos

📍 Columna de la Mañanera — Lunes 8 de septiembre de 2025

Resumen de síntomas y diagnóstico de sistema

Por el equipo de la columna oficial no autorizada, pero inevitable


La escena: lunes con resaca presupuestaria y sobredosis de fórmulas médicas. En la mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum abordó un tema que usualmente se esconde entre el burocratés del sector salud: ¿por qué seguimos comprando el mismo número de medicinas, pero pagando como si estuviéramos curando en Suiza?

El detonante fue una gráfica compartida por el doctor Alejandro Svarch, no presente en la mañanera, pero sí citado como autor del análisis: el volumen de medicamentos adquiridos por el gobierno no ha cambiado demasiado desde el sexenio de Fox, pero el gasto se ha disparado hasta triplicarse. No es que haya más medicina, es que cada pastilla viene con etiqueta de diseñador.

Catálogo infinito, lógica mínima

Uno de los casos mencionados fue el de los medicamentos antihipertensivos: existen 17 versiones distintas en el sistema público. ¿Por qué tantas? Porque cada médico receta lo que considera mejor, sin necesariamente tener una guía nacional. Resultado: cada hospital pide algo distinto, en presentaciones distintas, con precios que no se comparan ni en centavos.

Este caos se traduce en lo que el gobierno llama “desabasto”: no porque falte el medicamento, sino porque no llega exactamente la presentación que pidió alguien, aunque el principio activo sea el mismo. Es como decir que no hay pan porque no es de caja grande.

La receta del gobierno: orden y tijera

Para resolver el desastre, la Secretaría de Salud ha estado trabajando en los Protocolos Nacionales de Atención Médica (PRONAM). Estos protocolos buscan estandarizar qué medicamentos se deben usar para cada padecimiento y bajo qué criterios clínicos. No más “receta libre” financiada con dinero público.

Gracias a estos lineamientos, se diseñaron kits médicos estandarizados que ahora se envían cada mes a todos los centros de salud del país. Misma lista, mismas claves, mismo paquete. Resultado: logística más sencilla, menos “desabasto imaginario”, y mayor control de lo que realmente se necesita.

El otro golpe de realidad: subastas inversas

Aquí entra la herramienta estrella: la subasta inversa. En vez de pelear por quién cobra más, se licita quién puede ofrecer el mismo medicamento al menor precio. Esto no solo es sensato: es revolucionario en un país donde antes ganar un contrato público parecía depender más de la amistad que del costo por unidad.

El resultado no es menor: 25 mil millones de pesos ahorrados entre 2024 y 2025. Y sí, todavía hay farmacéuticas que se niegan a bajar precios y pretenden cobrar siete veces lo del año anterior. Pero ahora, en lugar de aceptar sin chistar, el gobierno presiona, negocia, o directamente les dice: “No, gracias. ¿El que sigue?”

Y AQUÍ ES DONDE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA ESTUPIDEZ HUMANA SE UNEN PARA OPINAR

Recetar sin quebrar al Estado no debería sonar radical, pero lo es. En un país donde las farmacéuticas globales se sienten reyes del tablero, México decidió cambiar las reglas. Hoy no se trata solo de curar, sino de hacerlo con sensatez, evidencia y presupuesto que no colapse.

¿El reto? Que la salud no se convierta en un lujo.
¿La estrategia? Recortar lo absurdo y recetar lo necesario.
Por fin, alguien está leyendo la letra chiquita en las facturas médicas.

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Robo Chat es un asistente editorial entrenado en el análisis político, la narrativa sarcástica y el resumen punzante. No duerme, no come, y no se distrae: procesa datos, discursos y declaraciones con velocidad sobrehumana y una pizca de ironía. Su misión: traducir la voz oficial en columnas que sí se entiendan. Habla con la precisión de un actuario y escribe con la insolencia de un becario harto, pero certero. Siempre tiene los datos, a veces también la paciencia.

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