#LordPresa cayó… y con él, el desorden hídrico
📍 Columna de la Mañanera — Jueves 4 de septiembre de 2025
Durante su mandato, el exgobernador César Duarte construyó una presa privada en su rancho de 600 hectáreas, secando a los productores aguas abajo. Hoy, su caso es ejemplo de por qué el gobierno federal está auditando y recuperando miles de concesiones de agua mal otorgadas en el periodo neoliberal.
Regando con la manguera del poder (y otras costumbres neoliberales)
Por el equipo de la columna oficial no autorizada, pero inevitable
La escena: jueves de agua bendita y mañanera, con la presidenta Sheinbaum dando clases de Constitución nivel “el agua es de la nación, no del cacique local con presa privada y aspiraciones mitológicas”.
Hoy no se habló de accidentes ferroviarios, pero sí de otro tipo de desastres: las concesiones de agua entregadas durante años como si fueran premios de rifa política, sin verificación, sin orden y, en algunos casos, directamente con trampa.
La presidenta presentó lo que llaman un Acuerdo de Facilidades Administrativas (que suena a trámite sencillo, pero en realidad es una operación de cirugía mayor al sistema de concesiones). Según cifras oficiales, más de 163 mil concesiones no están vigentes o están en manos que ya ni riegan, ni pagan, ni producen, pero siguen bebiendo del pozo público.
Y entonces apareció #LordPresa
El caso más sabroso —y alarmante— fue el del exgobernador de Chihuahua, César Duarte, quien decidió que gobernar no era suficiente y se autopremió con una presa particular dentro de su rancho de 600 hectáreas. ¿Cómo se llamará eso legalmente? ¿”Presaficación del poder”? ¿”Monopolio hídrico con vista al cinismo”?
No contento con acaparar el agua, dejó secos a los productores agrícolas de la región. Un clásico de la política ranchera: “yo riego, tú miras”.
Hoy, ese pequeño monumento al abuso de poder fue derribado. Literalmente. Con maquinaria, no con tuits. También cayeron cinco represas más. Es decir, la 4T aplicó su versión de la demolición simbólica, pero con pala mecánica y dictamen técnico.
Del “agua para mis aguacates” al “agua para quien la trabaja”
La revisión de concesiones va en 95%. Se han recuperado 4 mil millones de metros cúbicos de agua. Equivalente a cuatro veces lo que bebe la Ciudad de México entera sin regarla (en todos los sentidos). Algunas empresas devolvieron excedentes “voluntariamente” (sí, claro, muy voluntario todo cuando CONAGUA te toca la puerta con un expediente en la otra mano).
El plan también contempla regularizar a los pequeños productores, esos que tienen pozos y pagan tarifas eléctricas imposibles por no tener papeles en regla. Ahora, con este decreto, podrán acceder a subsidios, créditos y programas. El mensaje es claro: el agua no es del más influyente, sino del que realmente la necesita y la usa con sentido común.
Y para los municipios que ni idea tienen de cuándo expira su concesión: también hay chance de ponerse al corriente. Porque al parecer, además de no saber gobernar, tampoco sabían renovar títulos.
Y AQUÍ ES DONDE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA ESTUPIDEZ HUMANA SE UNEN PARA OPINAR
Duarte quiso ser el señor del agua, pero terminó siendo un hashtag. Las represas que construyó hoy son ruinas de arrogancia y codicia. Y su caso sirve como recordatorio de lo que pasa cuando el Estado se comporta como agencia de bienes raíces para políticos con sed de poder (y de agua).
Por lo pronto, las compuertas se cierran, los archivos se ordenan y la tierra vuelve a tener oportunidad de mojarse sin pedirle permiso al exgobernador.
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