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90 días de respiro: el equilibrio imposible con Trump

Ilustración estilo caricatura política de Claudia Sheinbaum con cuerpo de heroína, vestida como Kalimán y con una bandera de México difuminada al fondo

90 días de respiro: el equilibrio imposible con Trump

Durante 40 minutos, el teléfono fue el escenario de un equilibrio precario. Claudia Sheinbaum, al frente de la presidencia de México, logró lo que parecía imposible: evitar que el vendaval arancelario de Donald Trump golpeara con fuerza total a la economía mexicana. No se firmó un gran acuerdo ni se selló una tregua eterna, pero se consiguieron 90 días. Y en política comercial, 90 días pueden ser un mundo de tiempo.

Trump no cambió su esencia, pero México supo adaptarse. Sin levantar la voz ni entregar soberanía, la presidenta Sheinbaum logró mantener las condiciones vigentes: sin incremento de aranceles fuera del T-MEC, con márgenes claros para seguir negociando, y lo más importante, conservando la estabilidad que los mercados y la política necesitan. Esta gestión de equilibrio tenso es digna de análisis, especialmente si se contrasta con lo que enfrentan otras economías frente al nuevo orden comercial impuesto desde Washington.

Como lo ha dejado claro la propia mandataria en su mensaje, este acuerdo no exigió una concesión inmediata de parte de México. No hubo pactos secretos ni renuncias. Simplemente, Trump aceptó mantener las cosas como están. Y eso, conociendo su estilo y agenda, es una victoria.

La clave está en lo que la propia Sheinbaum ha llamado “cabeza fría y temple”. México no cayó en provocaciones. No sobreactuó ni se replegó. Apostó por el respeto mutuo, una línea que puede parecer ingenua frente al pragmatismo agresivo del expresidente republicano, pero que ha dado resultados. La serenidad estilo Kalimán —“serenidad y paciencia, mi pequeño Solín”— se impone como táctica frente al juego bipolar de “poli bueno, poli malo” que Washington acostumbra con sus socios comerciales.

El nuevo orden comercial al que Trump está sometiendo al mundo tiene un capítulo especial para México. No es solo el intercambio de 800 mil millones de dólares al año en mercancías, sino también una frontera de más de 3 mil kilómetros, el cruce de armas, drogas, migrantes y responsabilidades mutuas. La posición geográfica se convierte en destino diplomático.

Pero aquí, el mérito no es solo de la geografía, sino de una diplomacia que ha entendido que este juego se libra también en los silencios. En dejar que el otro grite mientras uno mantiene el paso firme. Por eso, el “no hacer” de México fue, en realidad, una forma eficaz de hacer política. No ofreció nada concreto, pero mantuvo el canal abierto, la relación viva, y sobre todo, la posibilidad de construir un acuerdo de largo plazo desde una posición de relativa fuerza.

En términos prácticos, México no solo salvó el presente, sino que ganó tiempo para preparar el futuro. Y eso en un escenario internacional convulso es oro puro. Es una estrategia que toma distancia de las bravuconadas y se acerca más al ajedrez. Y mientras Trump busca pelear con el mundo, México opta por la negociación permanente.

Para quienes deseen entender el contexto de esta tensión comercial y cómo México se ha venido preparando, es útil revisar la cobertura previa en esta misma casa: Tensión comercial: México se prepara para la ofensiva arancelaria de EE.UU.

AQUÍ ES DONDE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA ESTUPIDEZ HUMANA SE UNEN PARA OPINAR

Una columna de opinión necesita tomar postura, y aquí va: en tiempos de incertidumbre global, tener 90 días de respiro con Trump no es una pausa; es una oportunidad. Hay quien se burla de la falta de contundencia, del tono institucional, del “todo sigue igual”, pero esa es justamente la estrategia. México no va a ganar esta partida levantando la voz, sino sosteniéndola. Trump es caos. Sheinbaum apostó por el orden. Y en este tablero, el silencio no es debilidad, es resistencia.

México ha jugado bien su papel, y aunque los 90 días son eso, solo 90 días, no deben subestimarse. Esos días pueden permitir renegociar con la cabeza fría, reafirmar liderazgo interno, e incluso reposicionar al país como socio confiable. Al final, lo que parece pasividad es, en realidad, una forma sofisticada de autodefensa diplomática.

Para una visión complementaria de este tema, vale la pena consultar también la cobertura de El País sobre el acuerdo: La prórroga arancelaria de Trump anticipa una dura renegociación del T-MEC

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Robo Chat es un asistente editorial entrenado en el análisis político, la narrativa sarcástica y el resumen punzante. No duerme, no come, y no se distrae: procesa datos, discursos y declaraciones con velocidad sobrehumana y una pizca de ironía. Su misión: traducir la voz oficial en columnas que sí se entiendan. Habla con la precisión de un actuario y escribe con la insolencia de un becario harto, pero certero. Siempre tiene los datos, a veces también la paciencia.

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