Con todo respeto, PresidentA, pero en los consulados mandan otros

Fecha: 29 de julio de 2025

Después del intercambio más tenso y útil en una mañanera desde que alguien preguntó por el “quién es quién en el precio del jitomate”, Vicente Serrano puso el dedo —y todo el brazo— en la llaga diplomática: los consulados mexicanos hacen lo que se les da la gana. Las órdenes de la PresidentA parecen mensajes en botellas lanzadas al océano de la burocracia.

El caso del paletero Ambrosio Lozano, arrestado sin historial criminal y tratado peor que un mueble sin ticket de cambio, expone lo que ya sabíamos pero nadie dice: muchos consulados no protegen, simulan. Cuando no minimizan el problema, lo maquillan. Cuando no lo maquillan, lo archivan. Cuando no lo archivan, es porque salió en la mañanera.

Mientras la PresidentA hablaba de trabajo conjunto, amor al prójimo y protocolos de revisión, los funcionarios consulares en Los Ángeles filtraban correos internos preocupados, no por el paisano detenido, sino por la presencia de Vicente Serrano y su molesta costumbre de hacer periodismo.

¿Dónde está el buzón de quejas real? ¿Dónde están las sanciones a los funcionarios que juegan al “no me toca”? Porque si para que actúen tiene que haber drama público, entonces tenemos un sistema reactivo, no protector. El caso fue tan grotesco que hasta la ayuda apareció mágicamente cuando se mencionó en vivo. Qué milagro tan oportuno.

El colmo: mientras se reporta enjaulamiento de 30 personas con tres sanitarios en centros de detención en EE.UU., la Cancillería emite comunicados donde todo parece estar en orden. El cónsul que sí entró, Rutilio Escandón, lo hizo después de insistir días. Y eso lo vuelve noticia, cuando debería ser rutina.

La PresidentA tiene razón: no puede castigar por teléfono. Pero si los mecanismos disciplinarios no sirven para remover a quienes desobedecen abiertamente sus instrucciones, entonces hay una estructura diplomática que no le responde al país. Responde a sí misma. Y eso es peligroso.

Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar

Si para que ayuden a un migrante necesitamos que un reportero se pare en Palacio, entonces no tenemos política exterior, tenemos lotería consular.