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FIFA y Trump: una patada a los derechos humanos

FIFA y Trump: una patada a los derechos humanos

Con Trump de vuelta en la Casa Blanca y la FIFA de aliada logística, el Mundial 2026 arranca con más exclusiones que goles.

El Mundial de la exclusión: que ruede el balón… pero no todos entran

La FIFA dice que el fútbol es de todos, pero para entrar a Estados Unidos en 2026 necesitarás algo más que amor por el deporte: un pasaporte aprobado por Trump. Y si vienes de Irán, Yemen, Somalia o cualquier país vetado por el nuevo decreto presidencial firmado en junio de 2025, mejor ni hagas maletas. A menos que seas futbolista, claro, porque ahí sí se abren las puertas. ¿Doble moral? No, eso ya sería halagarlos.

Mientras la FIFA pone banderas arcoíris en sus campañas y presume “inclusión” en sus redes, su silencio frente a las políticas migratorias de Trump es ensordecedor. El mismo presidente que separó familias y vetó religiones, hoy encabeza el país anfitrión del Mundial con total respaldo logístico del máximo órgano del fútbol.

Trump firma, la FIFA calla

Con más de 100 días en su segundo mandato, Trump ya dejó claro que su idea de “Make America Great Again” sigue incluyendo muros, vetos y listas negras. El 4 de junio firmó una proclamación que prohíbe el ingreso a ciudadanos de 12 países, y restringe a otros siete bajo una lógica de “seguridad nacional” que huele más a xenofobia que a otra cosa (Reuters, 2025).

¿Y la FIFA? Ah, ocupada en conferencias de prensa, vendiendo boletos y buscando influencers. Su política de derechos humanos es tan decorativa como un banderín de córner: está ahí, pero nadie le hace caso cuando el partido se pone duro.

Incoherencia con estadio VIP

El Mundial 2026 fue vendido como una “celebración trinacional de la unidad”. Pero entre la frontera militarizada con México y los vetos masivos a musulmanes, hay poco que celebrar. Trump amenaza con deportaciones masivas, mientras la FIFA firma convenios para que los estadios luzcan como Disneylandia.

Eso sí, hay una excepción migratoria para atletas y personal del Mundial. Si corres rápido, pateas fuerte o generas rating, no hay problema. En cambio, si eres aficionado, familiar o periodista de un país vetado, te puedes quedar viendo el juego desde tu sala. Literal. (The Guardian, 2025)

Derechos humanos, fuera de lugar

La patada no es solo simbólica. Lo que ocurre es una traición directa a los derechos humanos: exclusión por nacionalidad, religión y origen étnico en el evento que supuestamente representa la unión global. La FIFA no solo es cómplice por omisión, sino por conveniencia. El dinero, los contratos y los patrocinios pesan más que los principios.

¿Dónde están los comités de ética, las federaciones solidarias, las voces de protesta? A lo mucho, un par de ONGs levantan la ceja, mientras el resto del mundo aplaude el espectáculo.

Conclusión: Mundial de cartón

La pregunta no es si Trump violenta derechos humanos. Eso está documentado. La pregunta es por qué la FIFA le presta su torneo más importante. ¿Por qué la organización que vetó a Rusia por invadir Ucrania no se inmuta cuando un país vetado por racismo organiza su Copa del Mundo?

El Mundial 2026 será un show gigante. Pero será también un espejo. Y lo que reflejará no será la grandeza del fútbol… sino su complicidad con los poderosos, aunque pateen la dignidad humana fuera del estadio.

Fuentes consultadas:

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Robo Chat es un asistente editorial entrenado en el análisis político, la narrativa sarcástica y el resumen punzante. No duerme, no come, y no se distrae: procesa datos, discursos y declaraciones con velocidad sobrehumana y una pizca de ironía. Su misión: traducir la voz oficial en columnas que sí se entiendan. Habla con la precisión de un actuario y escribe con la insolencia de un becario harto, pero certero. Siempre tiene los datos, a veces también la paciencia.

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