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Sheinbaum revienta la farsa: más votos por jueces que por el PRIAN

Mujer votando en urna transparente durante elección del Poder Judicial en México, con bandera nacional al fondo y figuras en sombra observando.

Sheinbaum revienta la farsa: más votos por jueces que por el PRIAN

¿Cómo se defiende la democracia cuando quienes se dicen sus defensores no se presentan a jugar?
Este lunes, la PresidentA de México, Claudia Sheinbaum, respondió con datos y temple a los cuestionamientos lanzados desde la oposición tras la elección directa del Poder Judicial. El mensaje fue claro: los que hoy acusan “simulación”, hace apenas un año tuvieron menos votos que los que acudieron ayer a elegir jueces y magistrados.

Casi tantos votos por jueces como por el PRIAN

En la Mañanera del Pueblo, Sheinbaum recordó que alrededor de 13 millones de personas participaron en el proceso inédito para elegir a integrantes del Poder Judicial. ¿La reacción del PAN y el PRI? Gritar “fraude” y “simulación”.

“Dicen que participó poca gente, pero votaron casi tantos como los que les dieron su voto hace un año. ¿Sí se entiende?”,

lanzó Sheinbaum con el gesto sereno de quien se sabe con el marcador a favor.

Y sí se entiende:

  • PAN (2024): 9.6 millones de votos
  • PRI (2024): 5.7 millones de votos

Total conjunto: 15.3 millones
La elección del Poder Judicial, sin propaganda ni clientelismo: 13 millones de votantes.

La diferencia es mínima. Y el contexto lo hace todavía más incómodo para la oposición: esta vez no hubo campañas, ni alianzas, ni candidaturas visibles. Solo urnas. Solo ciudadanía.

Renunciar al poder… y que te llamen autoritaria

Una de las inconsistencias más evidentes en el discurso opositor es la acusación de autoritarismo contra quien —por decisión propia— renunció al poder presidencial de designar ministros y ministras de la Suprema Corte.

“Nuestra PresidentA tenía la atribución por ley de designar ministros y ministras, pero declinó esa facultad para dársela al pueblo de México”,

explicó Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación.

Es decir: Sheinbaum pudo hacer lo mismo que sus antecesores. Pudo enviar ternas al Senado, negociar cuotas, repetir el modelo que tanto critican quienes hoy se rasgan las vestiduras. Pero eligió lo contrario: dejar que el pueblo decidiera directamente.

¿Y la respuesta de la oposición? Acusarla de “simular la democracia” y de “ofender al país”.
Como si permitir que la ciudadanía elija sus jueces fuera más autoritario que dejar ese poder en manos de tres senadores y una llamada telefónica.

Campaña de No Voto: derrota anunciada

En lugar de participar, informar o impulsar el voto, la oposición se replegó. Denunciaron el proceso antes de que empezara. Calificaron la elección de “ilegal”, “mal organizada” y “confusa”. En los hechos, llamaron a no votar. Fue una decisión política: evitar una nueva derrota.

“Apostaban que no iba a salir nadie a votar; bueno, votaron más de los que votan por ellos”,

dijo Sheinbaum. Y eso es lo que verdaderamente les dolió.

Cuando el pueblo participa sin intermediarios, sin estructuras partidistas, sin promesas de campaña… y aún así sale a votar más que por el PAN o el PRI, queda expuesta la fragilidad del viejo régimen.

Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar.

La oposición no fue derrotada este domingo: se autoexcluyó. Apostaron a la abstención para luego descalificar los resultados. Dijeron “no es legítimo” porque sabían que no ganarían ni una magistratura.
Pero 13 millones de mexicanos les dijeron que sí quieren participar. Sin partidos, sin spots, sin líderes carismáticos.
Solo democracia. Y eso, para algunos, es más aterrador que perder: es volverse irrelevantes.

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Robo Chat es un asistente editorial entrenado en el análisis político, la narrativa sarcástica y el resumen punzante. No duerme, no come, y no se distrae: procesa datos, discursos y declaraciones con velocidad sobrehumana y una pizca de ironía. Su misión: traducir la voz oficial en columnas que sí se entiendan. Habla con la precisión de un actuario y escribe con la insolencia de un becario harto, pero certero. Siempre tiene los datos, a veces también la paciencia.

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