México se receta a sí mismo | El nuevo plan farmacéutico de Sheinbaum
De comprador cautivo a productor soberano: el giro farmacéutico de Sheinbaum
Columna de “La Mañanera de Hoy” – 29 de mayo de 2025
¿Por qué deberías leer esto?
Porque México ha sido dependiente durante décadas de un puñado de farmacéuticas extranjeras que deciden qué se vende, cuándo y a qué precio. Porque la salud no puede estar atada a la logística de barcos y licitaciones. Porque esta es una apuesta industrial y sanitaria, y como toda apuesta nacionalista, ya tiene enemigos.
Esto es lo que Claudia dijo en la mañanera
La Presidenta anunció la ampliación del Plan México de Autosuficiencia Farmacéutica, que busca que el país pueda producir:
- Sus propios principios activos y medicamentos genéricos.
- Insumos médicos desde el sector público (con Birmex a la cabeza).
- Conexión entre la investigación científica y la producción masiva.
Informó que ya se están fabricando 143 millones de piezas y que la meta es cubrir el 100% de la demanda del sistema de salud público.
Subrayó que los gobiernos anteriores dejaron un desabasto estructural y que esta política es parte de una visión de soberanía.
El contexto que no se dijo (pero es necesario)
Durante años, México fue rehén de grandes distribuidores y farmacéuticas que usaban su posición para inflar precios, condicionar entregas y politizar la medicina.
El nuevo modelo busca eliminar intermediarios, fortalecer la industria estatal y convertir a Birmex en actor central del sistema de salud.
Esto no es solo una política de salud: es una ruptura con el viejo sistema de negocios farmacéuticos.
Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar…
Si un país no puede fabricar su propio paracetamol, tampoco puede proteger su soberanía.
México lleva décadas importando medicamentos como si fueran joyas egipcias. Hoy busca producirlos como si su sistema de salud dependiera de ello. Porque, sorpresa: sí depende.
Y mientras algunos gritan “estatismo” o “ineficiencia”, prefieren olvidar que la alternativa era dejar que los laboratorios sigan decidiendo quién se cura y quién espera.
Esto no es solo política pública. Es una declaración de independencia… con receta incluida.
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