Mezquinos.
Columna de “La Mañanera de Hoy” – 18 de mayo de 2025
¿Por qué deberías leer esto?
Porque en México parece que ni la tragedia se salva de la politiquería. Porque la muerte de dos jóvenes cadetes en un accidente en Nueva York se convirtió —para algunos medios y personajes de la oposición— en el pretexto perfecto para golpear a la Marina, al gobierno y hasta para colar su discurso sobre la reforma al Poder Judicial. Y porque a veces hace falta recordarle a ciertos sectores que la decencia no es opcional.
Esto es lo que Claudia dijo en la mañanera:
La presidenta Sheinbaum fue clara: lo que ha hecho parte de la oposición con este tema no se llama crítica, se llama mezquindad.
El Buque Escuela Cuauhtémoc sufrió un accidente en el puerto de Nueva York. Dos jóvenes cadetes murieron. La investigación está en curso y, como debe ser, la encabeza la Agencia Nacional de Transporte de los EE. UU., con colaboración de la Guardia Costera y la propia Secretaría de Marina.
¿Fue una falla técnica? ¿Un error humano? ¿Los remolcadores? Todavía no hay conclusión oficial. Pero eso no detuvo a los oportunistas.
En vez de solidaridad, algunos actores —desde opinadores hasta expresidentes— vieron en el accidente una oportunidad para atacar al gobierno, a la Marina y hasta para enlazar el tema con la elección del Poder Judicial, vía un video tomado por visitantes civiles en el buque, grabado antes del accidente.
El contexto que no quisieron dar:
- El Buque Cuauhtémoc abre sus puertas al público en cada puerto que visita. Lo hizo en Nueva York como lo ha hecho en decenas de países.
- Las personas que grabaron el video no eran parte de la tripulación ni del gobierno.
- El accidente ocurrió después, durante maniobras operativas en las que participó un piloto de puerto —una figura local proporcionada por el mismo puerto de Nueva York.
Pero claro, para quienes viven de alimentar su narrativa, no hay dolor que no pueda usarse como misil político.
Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar…
Hay formas de cuestionar al poder. Y hay momentos para hacerlo.
Exigir transparencia, responsabilidad, peritajes claros y acciones concretas tras una tragedia es legítimo. Usar una tragedia como munición ideológica no lo es. Y eso es exactamente lo que han hecho ciertos personajes de la oposición y sus cajas de resonancia mediáticas.
Hablar de “conflicto diplomático”, sugerir que el buque fue usado como plataforma política, insinuar negligencia sin pruebas, es más que irresponsable: es miserable.
Mientras eso ocurría en redes y columnas de tinta recalentada, del otro lado del mundo paisanos en Nueva York despedían a la tripulación con aplausos, flores y respeto. Mientras unos tuiteaban sarcasmos, otros lloraban por dos jóvenes que perdieron la vida en servicio.
¿Y ahora qué?
El buque será reparado. La investigación sigue su curso. El seguro cubrirá los daños. Y la Marina —con todo lo que se le puede y debe criticar en otros contextos— aquí no merece ataque, sino respeto.
Quien no pueda entender eso, no necesita una columna. Necesita espejo.
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