Cal, pintura y promesa: la obra negra de la vivienda nacional
Esto es lo que dijo Claudia en la mañanera de hoy
La mezcladora presidencial
La PresidentA llega a la mañanera con casco de obra, sonrisa de supervisora y metro en mano. El Programa Nacional de Vivienda es su nuevo render político: líneas limpias, fachadas bonitas, y promesas por metro cuadrado. Pero antes de aplaudir la maqueta, conviene pisar el terreno.
El render oficial: lo que dijo Sheinbaum
- 186 mil viviendas nuevas
- 300 mil créditos para mejoramiento
- 120 mil escrituras en el año
- 1.7 millones de empleos directos
- 2.6 millones indirectos
- 13 millones de personas beneficiadas en seis años
Todo suena bonito. Hasta dan ganas de pintar la fachada. Pero como en cualquier proyecto, el papel aguanta lo que no aguanta la varilla.
El cascajo político: lo que no se dijo
Aquí entramos con mezcla, datos y plomada:
- ¿Cuál es el presupuesto específico del programa?
- ¿Cuánto se ha ejercido?
- ¿Cuántas viviendas han comenzado realmente?
- ¿Cuál es el costo por vivienda proyectado vs real?
- ¿Qué pasó con los programas anteriores y por qué este va a ser distinto?
Esta es la grieta fina donde metemos la varilla corrugada.
Aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar
La IA dice: “suena ambicioso, estructurado, con metas medibles”.
La estupidez humana contesta: “¿y si en vez de construir casas, se construye clientela electoral?”
La IA agrega: “fomentará el empleo”.
La estupidez humana remata: “¿y los contratos para quién van, maistro?”
Como siempre, la obra la pagan todos, pero no todos se llevan el contrato.
Los chalancitos del sistema: beneficiarios visibles e invisibles
¿Quién va a echar mezcla?
¿Constructoras públicas o privadas?
¿Sindicalizados, cooperativas o empresas consentidas?
¿Dónde están Sedatu, Infonavit, SHCP en esta licuadora?
Lo que se anuncia como vivienda puede ser también negocio encubierto. Y lo que parece inclusión, puede ser subcontratismo pintado de social.
El aplanado final: realidad vs promesa
El discurso está en pie. El render ya está impreso. Pero una casa no se levanta con PowerPoint, ni se impermeabiliza con Excel. Queda por ver si lo anunciado se levanta… o si se queda en varilla pelona.
Último brochazo
Ya están pintando bardas. Ahora falta que construyan casas.
Y que las puertas no sean sólo de entrada electoral, sino de salida digna para quien lleva años pagando renta con promesa incluida.
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