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¿ Realmente Trump está loco ?

¿ Realmente Trump está loco ?

Desentrañando el Galimatías Trumpista: Entre la Teoría del Loco y el Proyecto 2025

Donald Trump nunca ha sido un político convencional, y esa es precisamente su arma más efectiva. Bajo la superficie de mensajes incendiarios y decisiones erráticas, hay un plan. Difuso, sí. Oportunista, sin duda. Pero plan al fin.

Una de las piezas clave de su estrategia es la Teoría del Loco. Inspirada en Nixon, su lógica es sencilla: mostrarse impredecible para desestabilizar al enemigo. Trump lo llevó al extremo con amenazas de guerras comerciales, políticas que cambian con el clima, y relaciones diplomáticas propias de un show de reality. Para sus fans, es audacia. Para sus críticos, caos planificado.

Pero detrás del show hay estructura. El Proyecto 2025, diseñado por la Heritage Foundation, es la hoja de ruta. Propone recortar agencias, purgar la burocracia y poner en su lugar a leales al movimiento MAGA. Es más que un plan de gobierno: es una reingeniería del sistema para concentrar poder en el Ejecutivo.

Y en esta cruzada, Trump no está solo. Empresarios como Elon Musk han coqueteado con el discurso antiinstitucional. Desde la compra de Twitter (ahora X) hasta su crítica constante al progresismo cultural, Musk se alinea con la idea de que el poder debe ir de la mano de la disrupción. Una visión que combina tecnoautoritarismo con nostalgia nacionalista.

Otro eje central es su promesa de aranceles universales. Bajo el argumento de proteger a la industria nacional, Trump plantea una guerra comercial global. El resultado probable: aumento de precios, represalias internacionales y afectaciones directas a consumidores y pequeños productores. Todo envuelto en la bandera del patriotismo económico.

En esencia, Trump no quiere solo volver a gobernar. Quiere rehacer las reglas. Su visión mezcla populismo, autoritarismo blando, y un rechazo sistemático al Estado tradicional. Quiere un aparato que responda más a la voluntad del líder que a la ley.

El galimatías, entonces, no es tan incoherente. Es su idioma. Y es una señal. Trump no es un accidente: es un proyecto político con nombre y apellido. Y su regreso al poder ya no sería un experimento… sería un rediseño completo.

Hoy no hubo mañanera. Pero sí mucho que analizar.

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