Obras con lupa: la nueva ley que promete licitaciones más limpias y rápidas
¿Por qué deberías leer esto?
Porque si te has preguntado cómo se gasta el dinero público —y por qué algunas obras se hacen en meses mientras otras nunca se terminan—, hoy se dio un paso clave. La PresidentA Claudia Sheinbaum presentó dos nuevas leyes: una para compras públicas y otra para obras del gobierno, con un objetivo claro: más transparencia, menos corrupción y menos burocracia.
Y sí, por primera vez, incluso Sedena y Marina tendrán que rendir cuentas… al menos cuando no se trate de seguridad nacional.
Un cambio con doble filo: eficiencia y control
Raquel Buenrostro, secretaria de Anticorrupción y Buen Gobierno, fue quien explicó el paquete de reformas. El mensaje fue claro:
- Evitar la “estafa maestra 2.0”
- Reducir tiempos de licitación
- Fomentar la economía nacional y regional
Se incluyen figuras nuevas como:
- Subasta inversa (para pagar menos por lo mismo)
- Diálogos estratégicos (para que los proveedores entiendan bien qué se necesita)
- Compras con contenido nacional mínimo de 65%
- Apoyo a Mipymes y cooperativas con procesos simplificados y anticipos
Adiós al “en lo oscurito”
Uno de los puntos clave es que todos los contratos, compras y licitaciones deberán subirse al nuevo sistema CompraNet, que fue modernizado y ahora tendrá módulos como una “tienda digital del gobierno”.
Esto significa que ya no basta con decir “todo fue legal”, ahora todo debe dejar rastro. Desde quién vende una caja de herramientas hasta quién construye una carretera, todo quedará registrado.
¿Y las Fuerzas Armadas? También transparentan
Uno de los cambios más importantes —y menos mencionados— es que Sedena y Marina también deberán subir sus contratos cuando no estén relacionados con seguridad nacional. Esto marca un giro respecto a los últimos sexenios, donde muchas de sus obras y compras quedaban fuera del radar público por completo.
La lógica es simple: si construyen aeropuertos, hospitales o carreteras, tienen que rendir cuentas como cualquier otra dependencia.
Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar…
Durante años, la opacidad fue parte del “modelo operativo” del poder. Contratos escondidos, licitaciones simuladas y empresas fantasma eran cosa común. Hoy, con estas nuevas leyes, el gobierno dice: “vamos a abrir la caja”. Y sí, suena bien.
Pero la verdadera prueba no está en el papel, sino en la ejecución. ¿Habrá voluntad de todos los actores para cumplir con estas reglas? ¿Las dependencias locales aplicarán estas medidas con el mismo rigor?
Y sobre todo: ¿cuánto tiempo pasará antes de que sepamos si todo esto realmente evita los sobrecostos, las trampas y las trampas dentro de las trampas?
Por lo pronto, el mensaje es firme: el dinero del pueblo se cuida con luz prendida.
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