Carroñeros
La guerra sucia que devora la verdad
Una madre reza frente a una vela. Su hijo desapareció hace años. No tiene respuestas, solo silencio. Mientras, en redes y calles, la oposición ataca a la PresidentA Claudia Sheinbaum. Usan el caso de Teuchitlán, un supuesto “rancho de exterminio” en Jalisco, como arma. Bots inundan X. Dinero fluye. Hipócritas carroñean el dolor ajeno. ¿Qué buscan? Desgastar al gobierno. La verdad queda atrapada en la mugre.
La PresidentA Sheinbaum lo tiene claro. “Son campañas con mucho dinero”, dijo el lunes. Acusó a la oposición de comprar bots y montar narrativas como “narcopresidenta”. Separó los temas con firmeza: el dolor de los desaparecidos no se mezcla con el golpeteo político. El martes prometió más: mañana, en el “Detector de Mentiras”, desenmascararán a los culpables. ¿De dónde vienen las cuentas? ¿Cuánto pagan? La investigación avanza.
El ataque digital es brutal. En X, 87 mil bots generaron 973 mil publicaciones. Cuentas ligadas a Xóchitl Gálvez y calderonistas lideran la carga. Hashtags como #NarcoPresidentaClaudia y #LutoNacional se disparan. Expertos calculan 20 millones de dólares invertidos en 130 días. ¿Protestas reales o teatro? El sábado, en Palacio Nacional, un grupo ajeno a la marcha golpeó la puerta. “Subversivos”, dice un reportero. Javier Lozano y exequipos de Gálvez asoman en las sombras.
Los medios también juegan sucio. Pablo Ferri,de El País, describe Teuchitlán con ropa hallada y “cientos de zapatillas” que compara con campos nazis. Habla de un “centro de entrenamiento para reclutas” por “intuición” de buscadoras.
Pero un ganadero local, Tarquín, lo contradice: “Aquí no pasa nada, la policía siempre ronda”.
Ferri omite datos clave. ¿Cuántos muertos? ¿Cuándo? ¿Evidencias? Su texto carece de rigor y huele a tendencioso.
La PresidentA Sheinbaum apela al pueblo. “Son temas distintos”, insiste. Los mexicanos, dice, no caen en la trampa hipócrita. Mañana, el fiscal hablará de Teuchitlán. Evidencias científicas contra rumores. La oposición devora causas nobles para sobrevivir. Pero la verdad no se rinde fácil. Entre bots, golpes y titulares falsos, la lucha sigue. ¿Quién ganará: la justicia o los carroñeros?
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