Aranceles al acero: ¿Quién gana y quién pierde realmente?
La reciente imposición de aranceles al acero y aluminio por parte de Estados Unidos ha generado incertidumbre en el comercio internacional. Mientras algunos sectores en EE.UU. defienden estas medidas como una estrategia para impulsar la producción interna, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que, en realidad, nadie gana en una guerra comercial.
Lejos de apresurarse a tomar represalias, el gobierno mexicano ha optado por una estrategia de paciencia y negociación, esperando hasta el 2 de abril para definir su postura. Mientras tanto, empresas mexicanas como Mabe analizan el impacto de estos aranceles y se preparan con una estrategia basada en adaptabilidad y cautela.
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La postura de Claudia Sheinbaum: nadie gana en esta guerra comercial
Cuando se le preguntó quién salía ganando en esta disputa arancelaria, Sheinbaum fue contundente: nadie. La mandataria explicó que el argumento de EE.UU. para imponer estos aranceles es que el país importa demasiado y busca incentivar la producción local. Sin embargo, en el caso específico de México, esta visión no refleja la realidad económica.
Las industrias de ambos países están profundamente integradas. En sectores clave, como el automotriz, la inversión de una empresa estadounidense en México genera tres veces más empleos en EE.UU.. La fabricación de productos no ocurre en un solo país, sino en un proceso compartido que maximiza la productividad y reduce costos para ambas partes.
Sheinbaum insistió en que lo que realmente conviene a México y EE.UU. es fortalecer el Tratado Comercial de América del Norte (T-MEC) y competir juntos como bloque económico frente al resto del mundo. Si EE.UU. insiste en restringir su comercio con México, no solo afectará a los trabajadores mexicanos, sino que sus propias empresas verán reducida su productividad y competitividad global.
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Las empresas mexicanas ante la incertidumbre
Mientras el gobierno mexicano aguarda el 2 de abril, el sector privado ya está ajustando su estrategia. Pablo Moreno, director de Asuntos Corporativos de Mabe, explicó que la clave para enfrentar estas crisis es la adaptabilidad.
Mabe, con más de 80 años de historia, ha enfrentado múltiples desafíos económicos y comerciales. Su respuesta ante esta nueva incertidumbre es la misma que ha aplicado en el pasado: observar el panorama con cautela, evaluar los cambios y ajustar procesos en función del entorno.
Ante la posibilidad de aumentos en los precios de los electrodomésticos, Moreno señaló que aún es temprano para hacer previsiones, pero subrayó que el impacto de estos aranceles será más fuerte en los consumidores de EE.UU. que en los de México. La medida encarecerá productos en el mercado estadounidense, afectando directamente a su población.
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El dilema del 2 de abril: ¿represalias o negociación?
Sheinbaum ha sido clara: México no responderá de inmediato. Si EE.UU. mantiene los aranceles después del 2 de abril, el gobierno mexicano tomará medidas, pero no se trata solo de una reacción de “tú me pones aranceles, yo también”.
El gobierno está analizando cómo afectará esta política a la integración económica entre ambos países y qué respuesta es más conveniente. La apuesta es por la diplomacia y la estabilidad, aunque la opción de una respuesta recíproca sigue sobre la mesa.
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Conclusión: paciencia y estrategia antes de actuar
México enfrenta este desafío con cabeza fría. Ni el gobierno ni las empresas se apresuran a tomar decisiones drásticas. Sheinbaum apuesta por la negociación y el fortalecimiento del T-MEC, mientras que empresas como Mabe se preparan para adaptarse a cualquier escenario.
El 2 de abril será un día clave. Si EE.UU. persiste en su política de aranceles, México deberá definir su respuesta. Mientras tanto, el mensaje es claro: en esta guerra comercial, no hay ganadores, y la mejor estrategia es actuar con inteligencia en lugar de reaccionar con impulsividad.
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