Vivienda para millones y un adiós literario sin coincidencias
¿Por qué deberías leer esto?
Porque hoy, desde La Mañanera del Pueblo, se tocaron dos temas con peso: Por un lado, el ambicioso Programa Nacional de Vivienda para el Bienestar, que promete impactar a más de 13 millones de personas en todo el país. Y por otro, el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, escritor brillante, pero crítico constante de la 4T y de México en su etapa de transformación.
Dos temas distintos, pero igual de relevantes: uno que construye hogares; otro que deja huella en la historia y en la polémica.
Vivienda que transforma y mueve la economía
La PresidentA Claudia Sheinbaum, junto con SEDATU, presentó la expansión del Programa Nacional de Vivienda. Las cifras no son menores:
- 186 mil nuevas viviendas en 2025
- 1.55 millones de acciones de mejoramiento y ampliación
- Un millón de escrituras
- 752 mil millones de pesos en inversión total
- Más de 13 millones de personas beneficiadas
Y no solo es construcción: se habla de fortalecer el tejido social, reducir asentamientos irregulares y activar economías locales.
Entre empleos directos e indirectos, se estima que esta política de vivienda generará cerca de 24 millones de empleos, impactando 37 ramas de la economía.
Sectores como el cemento, hierro, acero, infraestructura básica y comercio local recibirán una inyección directa de actividad.
Además, este plan se articula con otros programas como:
- Polos del Bienestar
- Zonas de Paz
- Reconstrucción post huracanes
- Trenes y urbanismo
La meta: que nadie gaste más del 30% de su ingreso en vivienda, y que el derecho a una casa digna deje de ser promesa para convertirse en piso firme.
Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar…
Al inicio de la mañanera, la PresidentA ofreció un reconocimiento respetuoso a Mario Vargas Llosa. No hubo ironías, ni cuentas pendientes. Solo el homenaje a un escritor inmenso.
Y sin embargo, es inevitable recordar los roces. Porque si alguien fue crítico persistente del proyecto de la 4T, fue él.
Desde 2018, cuando dijo que votar por López Obrador sería “una insensatez”, hasta sus advertencias de “populismo destructor”, Vargas Llosa no tuvo piedad. Y no es solo eso: mientras en su juventud defendía causas progresistas, con los años viró hacia posiciones neoliberales, y más tarde incluso apoyó a figuras autoritarias de derecha en América Latina y Europa.
Es un caso clásico del intelectual que se pelea con el presente, que pierde el pulso popular y termina escribiendo desde la nostalgia.
Mientras tanto, aquí en México, el supuesto “populismo destructor” construye casas, regulariza colonias, y pone a 13 millones de personas en el centro de la política pública.
Sí, con tropiezos, pero también con resultados.
Vargas Llosa deja un legado literario incuestionable. Pero también una ruta política errática, que lo alejó de la realidad que juraba entender.
Hoy lo despedimos con respeto, pero también con la claridad de que, al menos en México, su diagnóstico falló.
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