Desastre sin gestión: lo que Valencia puede aprender de Sheinbaum
🌊 Cuando el agua habla, la política se ahoga
Los desastres naturales no solo mueven la tierra, también destapan las grietas de un sistema. Hace un año, la ciudad de Valencia, España, vivió una de las peores inundaciones de su historia: 229 personas fallecieron y se registraron pérdidas económicas por más de 17 mil millones de euros. La reconstrucción ha sido lenta, burocrática y manchada por escándalos políticos.
Mientras tanto, en este lado del Atlántico, México enfrentó su propio desafío con las lluvias torrenciales de septiembre en el Valle de México. Miles de viviendas fueron afectadas, pero la respuesta fue otra: inmediata, articulada y —sobre todo— transparente.
Dos gobiernos, dos maneras de mojarse.
⚠️ La tragedia valenciana: una cronología de negligencias
Según El País, a pesar de la magnitud del desastre en Valencia, la ejecución del presupuesto de reconstrucción avanza a paso lento. De los más de 9 mil millones movilizados, gran parte sigue atorada en procesos administrativos. ¿La razón? Falta de personal para gestionar los recursos.
Y mientras los pueblos se inundaban, el presidente autonómico Carlos Mazón estaba en una comida de casi cuatro horas. Para cuando regresó a su despacho, ya habían muerto al menos 56 personas. El relato oficial se tambalea, y las investigaciones judiciales apuntan a una cadena de omisiones y versiones contradictorias.
Cuando el Estado falla, no hay excusa que seque el dolor.
🛠️ CDMX: cuando el gobierno sí llega con botas y pala
El 27 de septiembre, las lluvias rompieron récord en el Valle de México: Nezahualcóyotl, Iztapalapa y La Paz quedaron bajo el agua. La respuesta del gobierno federal, capitalino y estatal fue inmediata.
- Más de 1,500 brigadistas desplegados
- Apoyo con bombas, pipas, vactors y cuadrillas de limpieza
- Activación del Plan DN-III por parte del Ejército y la Marina
Pero más allá del despliegue físico, lo que destacó fue la estrategia de ayuda directa y sin intermediarios.
💸 Así se gestiona un desastre en la 4T
Aquí no hay tarjetas de supermercado ni “gestores” fantasma. El procedimiento es claro:
- Censo casa por casa, realizado por Servidores de la Nación en coordinación con gobiernos locales
- Registro con CURP, INE y documentación mínima
- Entrega directa de 8 mil pesos por familia, en lugares como el Estadio Neza 86
Todo bajo la supervisión de la Presidencia, con transparencia y cero margen para el lucro político. La Marina, el Ejército y Bienestar operan con un solo objetivo: recuperar comunidades sin perder dignidad.
📊 La diferencia está en los datos… y en los reflejos
En Valencia, aún se pelean por ver quién avisó primero o quién comía mientras la tragedia ocurría. En México, la estrategia es actuar antes de discutir. Ya se anunciaron 50 obras hídricas preventivas, un plan integral para zonas críticas y mecanismos de seguimiento diario desde la propia mañanera presidencial.
Aquí la emergencia se gestiona, no se administra con papeles enmohecidos.
🧠 Y aquí es donde la inteligencia artificial y la estupidez humana se unen para opinar
El desastre de Valencia muestra lo que ocurre cuando el Estado se ausenta y la política se protege. México, en cambio, vive otro momento: uno donde los recursos se activan, las botas pisan lodo y el gobierno no se esconde detrás de una agenda.
Porque entre esperar una ayuda que nunca llega o recibirla de manos del Estado al que pagas impuestos, la diferencia es vivir o sobrevivir.
Y mientras allá culpan al clima, aquí se planta cara a la tormenta.
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